"Las palabras de culpa no nos proporcionan libertad.
Recuerda que las palabras tienen mucho poder.
Nuestro poder proviene de hacernos responsables de nuestra vida.
Eso puede dar un poco de miedo, pero es la realidad, tanto si la aceptamos como si no.
Y para ser responsables de nuestra vida, tenemos que ser responsables de de nuestra boca. Las palabras y frases que decimos son una prolongación de nuestros pensamientos. Empieza a prestar atención a lo que dices.
Si dices palabras negativas o limitadoras, cámbialas."
Para esa semana ella recomienda el siguiente decreto:
"Presto atención a todas mis palabras y procuro hablar sólo de cosas positivas. No critico a nadie."
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Es común que yo no pueda darme cuenta fácilmente de viejas costumbres arraigadas, y mi manera de hablar es una de ellas.
Para ayudarme a hacer visible lo invisible, el uso de herramientas es mi mejor apoyo. Una grabadora, un amig@ o incluso las "personas espejo" en mi vida pueden ayudarme a escuchar lo que yo no puedo oir.
Con neutralidad (no tomarme las cosas de forma personal) al escuchar algo que no quiero oir, puedo pronunciar las palabras que Louis me enseñó: "Tal ves así sea".
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